Estimulacion infantil Criterios y objetivos
Estimulación infantil Criterios y objetivos. Una de las principales características del desarrollo del niño en los tres primero años de vida es su ritmo acelerado. Es en este periodo en el que se van perfeccionado rápidamente la actividad de todos los órganos de los sentidos; particularmente, se agudizan las percepción visual y auditiva.
Para cuando llega a los 7 meses de vida, el niño cuenta con la capacidad de diferenciar los colores y formas básicas, y luego de cuerto entrenamiento, pueden diferenciar sonidos musicales y la diferencia existente entre un medio y un cuarto de tono.
Desde los 11 meses a doce, el bebé ya domina algunos movimientos básicos. Su vocabulario activo al año, consta de seis a diez palabras, y cuando llega a los 3 años de edad, el niño cuenta con un vocabulario más extenso, de unas mil trescientas a mil quinientas.
Los procesos psíquicos y las actividades que se forman en el niño en edad temprana, son simples en comparación con los de los preescolares, pero muchas habilidades que de dominan en este período son importantes para toda la vida. Por ejemplo, el dominio del lenguaje, la ejecución de los instrumentos simples: pandereta, sonajero, la marcha, etc. De esta manera, si el niño domina a su debido tiempo la habilidad de caminar, la posibilidad de desplazarse activamente amplía su horizonte y perfecciona la percepción, permitiéndole contemplar un objeto desde distintos lados, y le facilita la comunicación con los adultos y otros niños. De este modo, se crean las premisas para el futuro desarrollo mental y moral.
Algunas habilidades alcanzan un desarrollo óptimo en determinada etapa y en una edad mas avanzada pueden desaparecer. Así, los niños de dos a cinco años poseen un sentido especial del idioma que los ayuda a dominar el lenguaje, particularmente, su estructura gramática. Además esta etapa evolutiva es muy favorable para formar cualquier habilidad. Por ejemplo, la pronunciación de los sonidos del lenguaje se perfecciona de un modo más intenso desde los dos y medio hasta los tres y medio.
Con la edad, el sentido del idioma se embota y hay que esforzarse mucho para alcanzar los mismos ritmos de desarrollo. Por eso, en la educación y el aprendizaje de los niños es importante crear oportunamente condiciones óptimas par formar unas u otras habilidades.
Los ritmos del desarrollo físico-psíquico en la edad temprana son elevados, pero la conformación de todos los órganos y sistemas aún no es completa y por eso su actividad es imperfecta. Así, los procesos nerviosos se caracterizan por su poca fuerza, el equilibrio, la movilidad y los procesos de inhibición interna se forman de un modo insuficiente.
Esto se refleja en la conducta de los niños: se cansan fácilmente y su estado emocional es inestable, lo que puede ocasionar caprichos y conflictos entre ellos.
En la edad temprana, es necesario crear condiciones idóneas para el desarrollo de los procesos nerviosos. Es inadmisible sobrecargar los grupos infantiles. Durante el día, hay que dar al niño de uno y medio a tres años la posibilidad de jugar solo o con uno o dos niños.
La división del segundo y tercer grupos de edad temprana en subgrupos de edades, cada uno de los cuales vive según su régimen y tiene su propio plan de actividades programadas, permite, incluso durante la estancia prolongada de los niños en el colectivo, evitar el cansancio y garantiza el contacto individual con la educadora.
La duración de la vigilia en la edad temprana se alarga gradualmente, al haber un rápido ritmo del desarrollo y una maduración del sistema nervioso. Cuanto más pequeño es el niño, tanto más rápido se desarrolla.
En la edad temprana, el ritmo de desarrollo de los niños no es igual. Teniendo en cuenta esto, en las normas del desarrollo físico se señalan, no sólo los datos medios, sino también los límites superior e inferior de dichas normas.
Unos niños se excitan con facilidad, en algunos predominan los procesos de inhibición, y en otros, la debilidad de los procesos nerviosos se combinan con una acentuada sensibilidad hacia las influencias de diferente género. Además en los niños pueden manifestarse distintas inclinaciones en la esfera de los movimientos o de la propia sensibilidad ante determinados tipos de estímulos (visuales, auditivos), lo que se relacionan los que se relacionan con las particularidades naturales de los analizadores correspondientes.
Tomando en consideración lo anteriormente dicho, es necesario valorar regularmente (una vez al mes en el primer año de vida y una vez cada tres meses en el segundo y tercer años de vida) el desarrollo de los niños según los índices y controlar sistemáticamente el dominio que tiene cada uno del material del programa.
Las particularidades del desarrollo de los niños en edad temprana requieren la búsqueda de formas de aprendizaje más efectivas y al mismo tiempo económicas, dentro de las condiciones de la educación de grupos. Estas formas son las actividades programadas y los juegos didácticos.
La educación y el aprendizaje en al edad temprana se realizan, fundamentalmente, en el proceso del trabajo individual con los niños. En el segundo año de vida, se acostumbra al niño a jugar y entretenerse en pequeños grupos. Después de los tres años, se introducen formas frontales de actividad laboral, necesitándose como premisa para el desarrollo de una actividad recíproca entre el estimulador y el niño.
Los educadores que trabajan con los niños deben programar, no sólo las influencias dirigidas a impartir los conocimientos y a formar las representaciones, capacidades y habilidades, sino también la forma cómo el niño participará en éstos y cuáles movimientos realizará. Es necesario analizar los métodos de la actividad del pensamiento, y observar si el niño utiliza activamente aquellos conocimientos que le han sido impartidos, así como las habilidades que se han formado.
Escrito por: Orlando Terré Camacho.
Deja una respuesta