Cómo tomar mejores decisiones para la vida y el trabajo

La toma de decisiones

Cuando se trata de tomar decisiones, nuestros cerebros son instrumentos defectuosos. Pero dado que estamos biológicamente conectados para actuar tontamente y comportarnos irracionalmente a veces, ¿cómo podemos hacerlo mejor? Varios bestsellers recientes han identificado lo irracional que puede ser nuestra toma de decisiones.

Pero ser consciente de un sesgo no lo corrige, así como saber que eres miope no te ayuda a ver mejor. Los autores de esta excelente publicación basándose en extensos estudios, historias e investigación, ofrecen herramientas específicas y prácticas que pueden ayudarnos a pensar más claramente sobre nuestras opciones, y salir de nuestras cabezas, para mejorar nuestra toma de decisiones, en el trabajo y en casa.

Si en este momento trataras de recordar todas las decisiones que tomaste en la última media hora, lo más probable es que recuerdes solo una pequeña parte.

Imagínate una situación de lo más habitual: Amanece y como todos los días te levantas de la cama y sigues con tu rutina habitual de las mañanas. Si intentas recordar todo lo que haces al iniciar tu día, solo recordarás las acciones principales (beber agua, asearte, preparar tu café/té…).

Pero si se te preguntara por todas las microdecisiones que has tomado, es muy probable que no recuerdes todas y no sepas que decir. Por ejemplo: que parte de tu cara comenzaste a lacar, la cuchara que elegiste para mezclar el café, que `pie fue el primero en tocar el el suelo al salir de la cama…

Las deciciones relacionadas con la alimentación generalmente son las que más solemos almacenar en nuestra memoria.

Curiosamente, sólo tomamos 230 decisiones al día de media en referencia a la comida, un porcentaje muy pequeño en base al número total.

¿En qué partes de nuestra vida tomamos más decisiones? ¿hay alguna manera de saberlo?

La literatura científica aún no ha encontrado respuesta a dicha incógnita, pues el contexto de cada persona será determinante para conocer qué decisiones se suelen tomar en un día.

Lo que si sabemos es que la claridad a la hora de tomar decisiones genera un menor desgaste de energía que el desorden y el caos, sobre todo porque cada ‘ítem descontrolado’ es un proyectil teledirigido directo hacia nuestra capacidad de atención (el principal origen de nuestro desgaste energético).

La capacidad de atención humana es previsible en más de un 90%, es decir que, tenemos tenemos a nuestra disposición una excelente métrica para conocer en que invertimos nuestra energía.

La falta de atención puede llegar a convertirse problema aún peor que la falta de liquidez económica: una analogía para ejemplificar este punto podría estar relacionada con la deuda que tienen hoy muchos países. La deuda es sólo es un problema puntual cuando se dispone de los recursos económicos necesarios para poderla pagar, otra situación muy distinta es cuando la deuda es impagable y entonces se emite más deuda para intentarla pagar (intereses añadidos).

La atención funciona exactamente igual en las personas, ya que cuando alguien tiene la capacidad de estar atento durante un tiempo considerable (30-40 minutos), la sensación de logro le da ganas de seguir concentrado. En cambio, cuando una persona está acostumbrada a trabajar 5 minutos y después distraerse, entonces tendrá mucha más facilidad para volverse adicto a desconcentrarse constantemente.

Y en tu caso, ¿hacia dónde estás dirigiendo tu atención?

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